jueves, 23 de julio de 2009

¿Se debe terminar el ciclo de reducciones en la tasa de interés?

Durante los últimos siete meses el Banco de la Republica ha hecho la reducción más agresiva en la tasa de interés de intervención desde que a finales de 1999 se adoptó el esquema de inflación objetivo como directriz de la política monetaria. Desde diciembre de 2008 la tasa de interés base para la subasta de expansión se ha reducido en 550 pbs y actualmente se ubica en 4.5%. Tanto en el comunicado de prensa como en las minutas de la junta directiva de junio 19, el banco fue muy claro en afirmar que en el futuro cercano no se deben esperar modificaciones a la tasa de interés de intervención.

En febrero el Banco de la República había recortado la tasa de interés en 150 pbs y el mercado en ese entonces esperaba que se hicieran recortes adicionales de al menos 200 pbs en el transcurso de año. En ese momento en Fedesarrollo abogábamos por prudencia en la reducción de tasas de interés, por tres razones. Primero, si bien era claro que la economía había entrado en una fase de desaceleración, la información disponible a esa fecha daba pie para proyectar un crecimiento del PIB de 1.6% en 2009. Segundo, tanto la inflación como las expectativas de inflación eran altas y los analistas esperaban que a final del año la inflación superara la meta establecida por el Emisor. Al finalizar enero la inflación anual se ubicaba en 7.2%. Finalmente, en febrero se registraba una devaluación de 15% en lo corrido del año, y ello ensombrecía aun más el panorama en el frente inflacionario.

No hay duda de que en los últimos meses ha habido cambios importantes en los tres frentes recién mencionados. De una parte, es evidente que la desaceleración ha sido más severa de lo inicialmente presagiado. El PIB se contrajo 1% en el último trimestre de 2008 y 0.6% en el primero de 2009. Y si bien es cierto que varios indicadores, incluidas las encuestas de opinión de Fedesarrollo, apuntan a que quizás la economía tocó fondo en el segundo trimestre, a estas alturas es poco probable que este año la economía crezca por encima de 0.4%. De otra parte, en lo corrido del año ha habido una disminución acelerada de la inflación y de las expectativas de inflación. En junio la inflación se ubicó en 3.8%, por debajo del rango inferior de la meta para el año. Adicionalmente, según la última encuesta del Banco de la República los analistas del mercado financiero esperan que en diciembre de 2009 la inflación se ubique en 3.75%.

El comportamiento que ha presentado la tasa de cambio en los últimos meses sin duda ha menguado las presiones inflacionarias. Durante los primeros meses del año se registró una fuerte devaluación del peso y el efecto que ello pudiera tener sobre el precio de los bienes transables constituía un factor generador de presiones inflacionarias. Sin embargo, y contrario a lo esperado por el mercado, la tasa de cambio se ha revaluado 22% desde febrero 25. Este comportamiento está en línea con la evolución del euro y varias monedas de la región. Estos desarrollos son consistentes con la política de aumento en la liquidez adoptada por la Reserva Federal para solventar el sistema financiero estadounidense. Otros factores que han contribuido al fortalecimiento del peso tienen que ver con la evolución de la balanza de pagos y el endeudamiento público externo. La disminución en la oferta de dólares por la caída de las exportaciones se ha visto contrarrestada por una menor demanda en virtud a la disminución en las importaciones. En el periodo enero – mayo las exportaciones cayeron 17.7% frente al mismo periodo del 2008, las importaciones 16.3%. En cuanto a la cuenta de capitales, la inversión extranjera directa no ha caído en la magnitud inicialmente estimada debido a compromisos pactados por la Agencia Nacional de Hidrocarburos para exploración de petróleo en 2009. A lo anterior se suma la emisión de bonos globales por parte del gobierno. A pesar de que su plan de financiamiento inicial contemplaba emisión de deuda externa por US$1,000 millones, colocaciones efectuadas en enero y abril ya duplican dicha meta.

En un ambiente de bajo crecimiento y apreciación cambiaria, en el que disminuyen tanto la inflación como las expectativas de inflación, conviene preguntarse si se justifica que el Banco de la República de por terminado el ciclo de reducción de tasas de interés. A favor de la postura de cautela que anunció el banco se encuentra el hecho de que gran parte de la reducción reciente de la inflación se origina en factores favorables de oferta en el frente alimenticio. A junio la inflación anual sin alimentos se ubicó en 4.25%, lo que sugiere que el ajuste en el nivel general de precios está explicado más por la caída en la inflación de alimentos que por una menor demanda interna. En igual fecha la inflación anual de alimentos se ubicó en 2.8%, mientras que la inflación de bienes no transables cerró en 4.7%. La reciente recuperación en el precio internacional de bienes básicos da para pensar que no sería de sorprender que en el segundo semestre se observen tasas de inflación de alimentos mayores a las recientemente observadas.

En contra de dicha postura cautelosa habría que resaltar dos aspectos. De una parte, el logro de una baja tasa de inflación en 2009, hecho que a estas alturas no ponemos en duda, permitirá arrancar 2010 con pie derecho en cuanto a presiones inflacionarias dado que determinantes claves de la inflación como salarios, arriendos y educación están sujetos a estrictos esquemas de indexación. De otra parte, sería altamente indeseable que una mayor revaluación de la tasa de cambio comprometiera el incipiente proceso de recuperación de la actividad económica. El balance entre los factores a favor y en contra de disminuir aun más las tasas de interés del Banco de la República es complejo. En nuestra opinión dicho balance apunta a que no debería descartarse la posibilidad de reducciones adicionales durante el segundo semestre del año.

miércoles, 1 de julio de 2009

La estructura tributaria en Colombia: ¿se promueve la competitividad?


La desaceleración de la actividad productiva ha significado una caída en el recaudo tributario, lo que ha renovado el debate sobre la conveniencia de la actual estructura impositiva como mecanismo para promover la inversión privada sin comprometer la estabilidad de las finanzas públicas. En efecto, mientras el crecimiento anual promedio del recaudo para los meses de enero del período 2001-2008 fue de 20%, en enero de 2009 el recaudo cayó 14,1% con respecto al mismo mes de 2008. Más allá de que dicha caída refleje primordialmente la desaceleración de la economía, Fedesarrollo considera que la actual estructura tributaria no cumple con los principios de equidad y eficiencia deseables en todo esquema impositivo. Además, es complejo y no garantiza la estabilidad del recaudo.

En 2006 el país sustituyó un proyecto de reforma tributaria que contenía las características ideales para promover la inversión y propiciar la progresividad por un esquema impositivo discriminatorio, con un conjunto de exenciones de carácter discrecional difíciles de administrar, que podría llegar a tener altos costos fiscales en el mediano plazo y que, de manera importante, da lugar a grandes inequidades, tanto entre empresas como entre individuos. El Gobierno Nacional pudo utilizar su amplio capital político para hacer una reforma fiscal estructural que cumpliera los principios de simplicidad, equidad, eficiencia y estabilidad. A pesar de haber presentado un proyecto que estaba orientado en esa dirección, al final se optó por mantener el complejo estatuto tributario e instaurar un particular sistema de zonas francas y contratos de estabilidad jurídica. Los decretos reglamentarios de la ley de Zonas Francas modificaron el régimen, que en su concepción original servía como instrumento de promoción de exportaciones y de facilitación del comercio internacional, por un nuevo instrumento de rebaja selectiva de obligaciones tributarias para ciertas empresas y actividades, sin distinguir si producen para los mercados domésticos o externos. Por otro lado, en los contratos de estabilidad jurídica se sustituyó un mal, cambios continuos en las reglas de juego, por otro tal vez peor, al aislar a algunas de las empresas más grandes del país cuando se requiera su contribución para financiar programas estratégicos tales como la seguridad democrática o Familias en Acción.

Ahora que está por expirar el impuesto de patrimonio establecido en 2002 y en virtud al deterioro fiscal plasmado en el reciente Marco Fiscal de Mediano Plazo, se hace inevitable que el régimen tributario se convierta nuevamente en tema obligatorio de discusión. En Fedesarrollo esperamos contribuir a este debate, apoyando todas las iniciativas que conduzcan a que el país algún día cuente con un esquema tributario impersonal, sencillo, progresivo y equitativo, el cual fomente la competitividad y la estabilidad fiscal. En el artículo de Actualidad de esta edición de Tendencia Económica analizamos detalladamente el estatuto tributario colombiano, determinando cuáles son sus falencias y los puntos en los cuáles se podría mejorar la eficiencia y la equidad.


Lo invitamos a consultar el documento completo en la siguiente dirección:

ftp://ftp.fedesarrollo.org.co/pub/te/2009/86.pdf

O descargarlo de nuestra página web:

http://www.fedesarrollo.org.co/publicaciones/default.asp?chapter=113